Mi abuela se avergüenza e insiste en que ‘eso’ no se cuenta, aunque sé que ha sido ella la que le ha mandado una carta al arzobispo y que él le ha contestado que no puede hacer nada. Escucho por primera vez la expresión ‘hábeas corpus’.

Corpus. Le tengo miedo al cuerpo, al dolor. Con el tiempo, iré comprobando que mi cuerpo funciona a pesar de mi pavor, que cada parte mía es capaz de soportar la vida. Le voy ganando confianza a la vida con los años. A los 15, pensaba que si tenía novio no podía morirme. Así fui tirando.

¿Y ahora, qué?

Escritora y periodista cultural nacida en Argentina, Analía Iglesias se mudó a España hace casi dos décadas. Tras publicar varios libros de ensayo y poesía, esta es su primera novela, en la que su personaje, Nora –la hermana menor de un desaparecido en la dictadura argentina– intenta una existencia que redima el sufrimiento de los mártires de la militancia política, para que sus muertes no hayan sido en vano. En su propia búsqueda, sin embargo, encuentra una ética del placer en la que no cabe la opción de morir con gloria por alguna patria. “Mártir testarudo”, protestará Nora, refiriéndose a aquel hermano secuestrado del que los vecinos dirán: “¿Se lo llevaron? Y algo habrá hecho”.