«Un objeto solitario hace señas a un lector solitario». La frase con la que Juan Bautista Ritvo concluye aquí su escrito sobre Walter Benjamin define el programa que ha orientado las búsquedas, no solo de La edad de la lectura, sino de otros ensayos imprescindibles del autor que hoy acompañan esta reedición cuidada por Carlos Surghi. 

La lectura que es a un tiempo el objeto sobre el que Ritvo reflexiona y la forma (irónica) que adopta la reflexión en sus ensayos, no es ni «exégesis» ni «práctica», ni expresión del sentido, ni tampoco su producción, sino imagen de un encuentro, discreto pero vertiginoso, «tensionado entre la pesantez de la estructura y la levedad del dios del momento», en el que la subjetividad del lector «naufraga» cuando se enrarece la identidad de lo escrito por la aparición, rigurosamente incierta, de un nuevo sentido.»